Barrio Triste

Entre grasa, metal, sol y sombra se mueve otra Medellín, la que no sale en las postales. Un taller gigante al aire libre, donde el tiempo se pasa entre marañas, arreglos, esperas y manos sucias que hacen que todo siga en marcha. Barrio Triste suena a martillo, pulidora y radio viejo. Perros dormidos debajo de los carros, tintos en vasos plásticos y saludos por no dejar. No hay afán, pero tampoco pausa, cada quien camella a su ritmo. Un caos ordenado, donde todo gira entre grasa, risas y el calor de Medellín.